miércoles, 3 de diciembre de 2008

EL EMBARAZO

Es el acontecimiento más importante en la vida de algunas personas. Las mujeres suelen vivir el nacimiento de un niño como un acontecimiento que afirma su identidad. Se ha observado que los roles de los hombres como padres le ha involucrado mucho mas íntimamente en las experiencias de la paternidad de lo que se concebía en las generaciones anteriores.

Cambios durante el embarazo:

Las mujeres embarazadas experimentan importantes cambios biológicos, fisiológicos y psicológicos y su actitud respecto al embarazo es el reflejo de las creencias profundamente asumidas sobre la reproducción y el embarazo. La relación con el padre de su hijo, su edad y su sentido de identidad inciden también en la reacción de la mujer ante su futura maternidad.

Las mujeres psicológicamente sanas suelen encontrar en el embarazo un medio de autorrealización. Otras mujeres utilizan el embarazo para disminuir sus dudas acerca de su feminidad o para reafirmar que son capaces de funcionar como mujeres en el sentido mas básico de su termino. Sin embargo, otras mujeres viven el embarazo de manera negativa: puede que sientas miedo del parto o que se sientan poco capaces de ser madres. Los temores inconscientes y las fantasías de las primeras semanas de embarazo suelen centrarse en la idea de fusión con sus propias madres. Si la madre de una mujer le ofreció un modelo maternal deficiente, es posible que su sentido de competencia maternal se sienta afectado, y que sienta poca confianza antes y después del nacimiento del niño.

El vínculo psicológico con el feto se inicia en el útero y hacia el comienzo del segundo trimestre de embarazo, la mayoría de las mujeres han creado su propia imagen mental del bebé. Incluso antes de nacer, el feto se percibe como una entidad independiente, con su propia personalidad prenatal. Según los teóricos psicoanalistas, el futuro bebe es una pantalla en blanco en el que la madre proyecta sus propias esperanzas y temores. En raras ocasiones, estas proyecciones explican los estados patológicos postparto.

Los padres también resultan profundamente afectados por el embarazo. Las fantasías de embarazo en hombres y el deseo de parir de los niños varones reflejan tempranas identificaciones con sus madres, así como el deseo de ser tan poderosos y creativos como se percibe a la futura madre. Para algunos hombres dejar a una mujer embarazada es una prueba de su potencia, una dinámica que desempeña un papel fundamental en la paternidad adolescente.

El matrimonio y el embarazo:

Los futuros madre-esposa y padre-esposo tienen que redefinir sus papeles respectivos como pareja y como individuo. Deben asumir las nuevas responsabilidades como cuidadores del recién nacido. Ambos padres pueden sentir ansiedad sobre su aptitud para ser padres, pueden sentirse inconscientes o no acerca del hecho de añadir un miembro más a la familia. El esposo puede sentirse culpable de las molestias que experimenta su mujer durante el embarazo y parto. En condiciones ideales, los dos miembros de la pareja deben estar de acuerdo sobre la decisión de ser padres y de tener un hijo, pero en ocasiones la paternidad se racionaliza como un medio para alcanzar intimidad en matrimonio conflictivo o para evitar enfrentarse a otras circunstancias problemáticas de la vida.

Embarazo en familias alternativas:
Algunas parejas lesbianas deciden que una de las componentes de la pareja se quede embarazada mediante inseminación artificial. Las actitudes sociales pueden provocar tensión pero si las dos mujeres mantienen una relación fuerte, tienden a unirse mas aun como unidad familiar. Los estudios para el seguimiento a largo plazo han demostrado que los hijos de madres lesbianas no se diferencian de los hijos de madres heterosexuales en lo relativo a la salud mental o las relaciones interpersonales y tampoco tienen anua mayor tendencia a ser homosexuales ellos mismos.

De la misma manera, algunas mujeres solteras que no desean casarse, pero que quieren tener un hijo, pueden conseguirlo mediante inseminación natural o artificial.



Conducta sexual:
Ciertas mujeres experimentan un mayor deseo sexual debido a que la vaso congestión pélvica produce un aumento en la respuesta sexual. Otras mujeres responden mejor que antes del embarazo porque ya no temen a quedarse embarazadas. Otras sienten menor deseo sexual o falta de interés en la actividad sexual en su conjunto, ya sea por el malestar físico o porque asocian maternidad con asexualidad.

  • Coito: Si se producen hemorragias al principio del embarazo, es bastante frecuente aunque no ocurre siempre, que se produzca un aborto espontaneo. En estos casos, el obstetra prohíbe el coito durante un tiempo como medida terapéutica.
  • Medicación y lactancia materna: Diversos factores influye en la lactancia. Ciertas mujeres se sienten obligadas a amamantar a sus hijos: otras lo hacen para complacer a su pareja, sus amigos, su familia o su médico. En ciertos casos, la mujer llega a sentirse culpable si decide no amamantar a su hijo a no puede hacerlo por razones físicas. No se ha demostrado que exista un mejor ajuste psicológico o físico en los niños amamantados que en los alimentados con la lactancia artificial.
Muchos medicamentos pueden pasar al niño a través de la leche materna. Aunque la mayoría de los medicamentos son compatibles con la lactancia natural, algunos pueden provocar signos y síntomas sobre el recién nacido.

Biología del embarazo:
El primer signo de embarazo es la ausencia de la menstruación de un ciclo. Otros signos son la sensibilidad y la hinchazón de las mamas, los cambios en la forma y tamaño de las mamas, las nauseas con o sin vomito (mareos matutinos), la micción frecuente y el cansancio. El diagnostico se establece cuando se detectan niveles de HCG dobles de lo normal, sonidos cardiacos fetales y movimientos fetales.

Trastornos psiquiátricos en el embarazo:
A pesar de los enormes cambios fisiológicos y psicológicos que se producen durante el embarazo, la mayoría de las mujeres adultas toleran el proceso sorprendentemente bien. Las madres adolescentes sufren más complicaciones que las adultas y presentan un mayor riesgo de suicidio. Antes de que el uso de los anticonceptivos y el aborto legal estuvieran al alcance de las mujeres, las mujeres embarazadas presentaban riesgo de suicidio a cualquier edad, sobre todo si eran solteras y no disponían de apoyo social.

* Falso embarazo: La pseudociesis (falso embarazo) es una situación poco corriente en la que una persona presenta signos y síntomas de embarazo como pueden ser distensión abdominal, aumento de las mamas, pigmentación, desaparición de la menstruación y mareos matutinos. La pseudociesis puede presentarse a cualquier edad, tanto en hombres como en mujeres.

Cuidado antepartum (prenatal):

Un cuidado prenatal adecuado está es estrecha correspondencia con el nacimiento de un bebe sano y una madre satisfecha. El cuidado prenatal debe iniciarse antes de la concepción, con la evaluación de la futura madre. La mujer embarazada debe ser examinada para garantizar la salud y supervivencia del feto; se le debe informar sobre el consumo de sustancias y recibir pautas sobre el ejercicio y la dieta.

Una vez diagnosticado el embarazo, el médico debe evaluar la actitud de la madre hacia el embarazo, esto puede proporcionar claves sobre el posible curso del mismo. Las madres sometidas a cierto estrés tienen un riesgo mayor de lo normal de sufrir un aborto espontaneo, parto prematuro y otras complicaciones. El riesgo de depresión postparto aumenta cuando hay antecedentes de depresión de la madre o en su familia, o cuando la madre ha sufrido una enfermedad psiquiátrica postpartum con anterioridad.

Infertilidad:
La infertilidad es la incapacidad de una pareja para concebir después de un año de coito sin utilizar anticonceptivos. La imposibilidad de concebir un hijo produce una profunda tensión psicológica en uno o en ambos miembros de la pareja. Pueden sentirse inútiles y no deseados, experimentar baja autoestima y deprimirse. Algunos sufren el duelo por el hijo perdido que no se puede tener.

Los hombres tienen un mayor riesgo de sufrir un trastorno psicológico si son mayores y no tienen todavía hijos biológicos. No existen estadísticas sobre la infertilidad como un desencadenante del divorcio pero, sin duda, desempeña un papel al respecto. En las parejas en que uno de los miembros opta por la adopción como alternativa mientras que el otro miembro de la pareja no está de acuerdo, puede sobrevenir el divorcio al igual que cuando uno desea someterse a técnicas de reproducción asistidas mientras que el otro no.

Puede ser aconsejable llevar a cabo una evaluación psiquiátrica de la pareja. La falta de armonía en el matrimonio o los conflictos emocionales relativos a la intimidad, las relaciones sexuales o el rol como padres pueden afectar directamente a la función endocrina y a procesos fisiológicos como la erección, la eyaculación y la ovulación.

Son frecuentes las preocupaciones por el atractivo sexual propio. El compañero puede sentirse feo o impotente y se han comunicado disfunciones sexuales y disminución del deseo. El miembro infértil de la pareja puede temer al abandono o sentir que su conyugue lamenta tener que mantener la relación. Los individuos solteros que conocen su infertilidad pueden tratar de huir de las relaciones por temor a ser abandonados cuando su defecto se conozca.

La intervención profesional puede ser necesaria para ayudar a las parejas infértiles a expresar sus sentimientos y elaborar un proceso de duelo por la función biológica perdida y los hijos que no se van a tener.

Muerte perinatal:

Se define como muerte perinatal la muerte que sobreviene en la semana vigésima de embarazo y el primer mes de vida y engloba el aborto espontaneo, la muerte feta, el nacimiento con producto muerto y la muerte neonatal. En la actualidad se considera que la perdida perinatal es un importante trauma para ambos padres. Los padres que experimentan está perdida atraviesan por un periodo de duelo muy similar a la que se produce con la muerte de un ser querido.

La muerte fetal intrauterina, que se puede producir en cualquier momento del embarazo, es una experiencia emocional traumática. Cuando se comunica un diagnostico de muerte fetal, la mayoría de las mujeres desean que les sea retirado el feto; dependiendo del trimestre del embarazo, puede inducirse el parto y la mujer puede tener que esperar a la expulsión espontanea del contenido uterino. La mayoría de las parejas contemplan las relaciones sexuales durante este periodo de espera no solo indeseables, sino psicológicamente inaceptables. Algunos padres no quieren ver el feto muerto, otros prefieren tenerlo en sus brazos y este acto puede contribuir al proceso de duelo. Un embarazo posterior puede hacer disminuir los sentimientos de dolor por la perdida, pero no elimina la necesidad de duelo.

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